La noche y su luna by Piper C. J

La noche y su luna by Piper C. J

autor:Piper C. J.
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2023-04-10T00:00:00+00:00


Millicent echaba chispas mientras caminaba de un lado a otro detrás de su mesa.

A Nox le aburría la poco imaginativa e infructuosa ira de la mujer. Se miraba las uñas y empujaba las cutículas mientras la mujer seguía con su previsible arrebato.

Millicent iba a gastar la moqueta si continuaba yendo de un lado a otro en ese pequeño y lujoso espacio. Nox se puso de pie, nada impresionada, y dedicó su atención a quitar hilos del chal de seda que llevaba sobre los hombros. La agitación era una emoción impropia en el rostro de la madame. Le esculpía arrugas que delataban su edad.

—No quería decir que fueras personalmente a Yelagin —le dijo con clara exasperación—. Envía a sus hombres y quédate aquí, donde podemos seguir reuniendo nuestras fuerzas.

—¿Nuestras fuerzas? —le preguntó Nox. Entrecerró los ojos ligeramente y levantó la vista de sus uñas. Apoyó la espalda en la pared llena de flores de lis carmesíes del despacho de la madame.

La rabia de Millicent no le afectaba.

—¡Las fuerzas que necesitas! Te hará falta personal si tienes la intención de dirigirte al norte de la frontera. ¿Qué tienes ahora, un duque y sus hombres? ¿Algunos comerciantes y su dinero? ¡No puedes ser tan imprudente! ¡Puedes tenerlo todo! ¡Puedes conseguir personal! Quédate aquí hasta que convenzamos al capitán de la guardia de que venga. Ya estoy organizándolo para enviar a Emily a que lo atraiga al Selkie. ¡Iba a salir esta semana!

Emily era un señuelo excelente, pero Nox no se sentía cómoda exponiendo a la chica al peligro con más frecuencia de la necesaria. No era su lucha, así que no era justo seguir recurriendo a ella. Sabía que Emily iría en cuanto se lo pidieran, sobre todo porque tenía que ver con Nox, pero la chica de fresa era totalmente humana. Solo contaba con su ingenio y sus oraciones para protegerla cuando salía al mundo para ayudarlas en sus planes.

—No necesito al capitán de la guardia. Lo que necesito es información —le dijo Nox en tono calmado y frío.

Millicent se detuvo en seco. Temblaba de rabia y parecía que iba a lanzar la mesa por los aires. Se obligó a quedarse quieta, una práctica poco frecuente para la volátil mujer. Las fosas nasales se le ensancharon hasta que inspiró suficiente aire para calmarse y encontrar un tono autoritario. Nox la observaba con una sola ceja arqueada.

—Estás siendo tonta. Estás dejando que el amor te ciegue.

Nox no estaba de humor para aguantar el mal carácter de Millicent, ni podía dejarse influir por su reprimenda. La mujer era transparente y molesta. Aunque Millicent nunca había sido cruel con las chicas del Selkie, tampoco era exactamente una alegría como jefa. Nox torció la boca mientras miraba a la poderosa madame del burdel en plena rabieta sabiendo que era una privilegiada por poder ignorar su enfado por completo.

En los dos últimos años, Nox había estado en una posición especialmente ventajosa. Tras descubrir su don, o su maldición, Millicent la había ayudado a cultivarlo y dominarlo. Durante los primeros meses, la madame había sido una fuerza estabilizadora.



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